Me miras
a punto de quebrar.
Piel inunda tu pulmones.
Destellos te deslumbran
en la mañana reiterada.
Intentando reconocerte,
no te hallas más allá de tu pasos.
Tu reflejo
traza con la mirada
tus pómulos,
que emergen como dos olas
hacia tus ojos,
inundándote.