Viejos tranvías doblan las esquinas
Su marcha fría,
sobre raíles,
aguanta el peso de otro día más.
Rodeados de un cielo plomizo,
vitoreados a toque de campana,
impacientando a los viandantes,
que se adentran gloriosamente en sus entrañas
y que minutos después
solo esperan salir lo más rápido que se les permita.