Ahora que la calma volvió a esta casa, que pareció deshabitada y envuelta en llamas
Ahora que las paredes no se inclinan hacia ella a modo de agujero negro
Ahora respira.
La marea en calma la cubre y mece en esta densa necesidad de habitarse.
Llegó el momento de arrancar los tallos profundos que nacieron en tierra revuelta,
a flor de piel, se marchitan antes de florecer.
Deformes y retorcidas raíces en contacto con el mármol pesado.
Ahora respira.
Aún con tierra entre los dedos, la vida se queda pequeña entre sus manos.
Verde helecho se extiende a su alrededor,
insípido, sabor a azufre.
Labios entreabiertos y musgo en su cuello.
Ahora respira,
el aire de las plantas.
Entre su pecho y la tierra púrpura se clavan destellos del sol que aparece fiel.
Un rojizo amanecer se baña en sus venas
Piel erizada por el frío vital
Ahora habitable,
respira.