El tiempo, irremediablemente efímero,
se recrea en tu ausencia
que me vacía de mí.
El tiempo, ecuánime
se antoja piedra,
desplomándose colina abajo.
El tiempo, arrasa caminos
hasta despojarnos de todo lo que creímos ser,
sin lamentos.
El tiempo, nos hace recordar
que somos pasajeros,
fugaces de lo infinito,
un cúmulo de instantes perecederos.
El tiempo, alude a nuestra deuda eterna.
Muy sutil… como el tiempo. Bella.